Off

Una mujer fornida e intimidante de buen corazón y alma, pero solitaria ve la televisión. Una televisión sin nada que ver, pero ella insiste, con que algún canal se debe de ver. Aprieta el botón del mandó, buscando, hurgando entre canales inexistentes. Esta molesta no entiende por que el aparato no muestra los canales y en un arranque de ansiedad comienza ha cambiar de manera descontrolada los canales.
Varias veces sus dos hijos le han dicho que es un problema de una antena, que ellos la van a mandar arreglar, pero la señora es terca y no acepta el verdadero problema. 
Y ahí esta en su bucle, prende la televisión , la ve, se pone a cambiar canales, se desesperar y al final la apaga con enojo, para luego quejarse.
El verdadero problema de esta situación es la soledad, el vacío de que todo se va y no es igual. Pobre señora que busca la felicidad en aquel artilugio, dependiendo de manera enferma de algo que carece de sentimientos. Ella se hunde, colapsa y se desconecta. Es como aquel televisor viejo y destartalado que depende de una simple antena que se a fundido por el uso insano. 
Con el tiempo encuentra un canal, le dice a sus hijos que la antena no esta rota. Todo es felicidad.
Ve la televisión, ve a través de ella y solo encontraras el gris junto al sonido de la estática, luego ve de tras de ti. Alguien esta ahí riéndose, no te asustes es solo una mujer fornida e intimidante pero de buen corazón que ve la televisión, solo busca compañía.
No la veas a los ojos y tampoco apagues el aparato quédate en silencio y ve. Ve hasta el final, ve hasta envejecer, cumple con ella el bucle. Sintoniza aquel canal que solo algunos pueden ver y no dejes que la televisión se apague.


Escrito por: Daniela Moriera.

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