Entre la nieve
Labios morados, cuerpo tembloroso, esa era la imagen de una mujer que espera la muerte entre un tranquilo paisaje donde el viento frío del norte trae consigo nieve que se amontona de a poco sobre ella. No muy lejos de aquella escena un pequeño husky siberiano de pelaje negro, da pequeños sollozos no sabe que hacer con su dueña y tiene hambre.
Ha pasado más de 24 horas desde que salieron a cazar, para poder comer y llevar algo a su hogar. Habían salido en pleno amanecer sin saber que una fuerte tormenta se avecinaba. La caza se prolongó, no se conseguía ningún animal en la zona. Cerca del ocaso inicio la tormenta y con todas su fuerzas la chica intentó llegar a una estructura anticuada, construida en una época no muy lejana de la actual.
Su cuerpo se comenzó a entumecer, su piel se quemaba y se ponía rojiza. Estaba tan cerca de aquella construcción, pero su cuerpo cansado no aguantaría ni un movimiento más, siendo así el fin de su tortuosa aventura. Ahora solo ve una oscuridad permanente y el aullar de los lobos la acompaña en su rendición y la aceptación de su muerte prematura.
El pequeño perro sigue hambriento, en busca de refugio se resguarda en el cuerpo congelado y inerte de su dueña. Mientras se acurrucaba nota la falta de calidez y comienza a dar pequeños sollozos mientras a olfatea el abrigo de la dama caída.
Pasa el tiempo y la tormenta se aplaca dejando una imagen desgarradora que es acompañada por un silencio fuera de la realidad, la escena es tan indecente y despiadada. Demuestra una verdad, la verdad de la supervivencia de aquella que ni el animal más dócil o domado puede escapar.
El lobo había desgarrado, arrancado y mordido las extremidades del cuerpo ya casi inexistente de su dueña, su pelaje esta mancillado por el color rojo de la sangre y de manera dolorosa aquel compañero de juego y de caza rompe el silencio entre aullidos.
La luna llena se oculta y el sol sale, se avecina un día lúgubre.
Un hombre busca a su hija. La encuentra, esta confundido y la ira comienza a crecer.
Ve al causante de la desgracia final, su irá y despecho son arrojados al pobre animal. Un cuerpo es arrastrado por la nieve, el otro es cargado como un costal, el hombre camina hasta su hogar.
Cava, cava nieve sin parar.
Saca, saca tierra sin pensar.
Lanza, lanza los cuerpos con dolor.
Tapa, tapa todo sin dejar rastro.
Llora, llora sin poder parar
Dispara, Dispara para escapar.
Muere.
Una familia a caído en la desesperación, la muerte a pisado a su casa y se ha llevado a todos. Y solo lo sabes tú.
Escrito por: Daniela Moreira.
Escrito por: Daniela Moreira.
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