Aromas

Despertar por las mañanas con el olor de café recién hecho fue algo de lo que me acostumbre desde pequeño, mi mamá hace café todos los días y bebía en una taza de rayas de colores opacos que contrastaba con la luz que pasa por la ventana, de aquella cocina de tonos chocolates y blancos. Ella siempre estaba amargada, en su cara pocas veces surcaba una sonrisa, unas de esas pocas sonrisas apareció un día por la mañana mientras la veía beber café, ella noto mi fijación a ella. Dejó su taza; fue a la cafetera y me sirvió un poco de café, lo dejo al lado de mi desayuno a medio terminar y me dijo—prueba—yo hice caso y bebí de la taza. Mi lengua se quemó y el sabor amargo del café sin azúcar provocó una mueca de desagrado y mi madre sonrió para luego reírse y pasar su mano en mi cabello, recogió la taza de café y busco azúcar y puso dos cucharadas, me volvió a dar la taza y habló de nuevo- Así es la vida, amarga como el café, pero si buscas un ingrediente que lo suavice, será un poco dulce, eso si no te pases de azúcar que si no se vuelve un melado y nadie quiere los extremos solo busca un equilibrio. Ahora si prueba—Vi la taza con duda, además de que no había entendido nada de lo que había dicho mi mamá, pero ella me vio fijamente y con temor acaté de nuevo la orden. La sensación fue diferente no estaba tan caliente y el sabor era relativamente diferente y mejor. Desde ese día le tomé el gusto a beber café con mi madre y luego de un tiempo entendí lo que me quiso decir con ese discurso extraño para un niño de 8 años. Hoy tomo mi taza de café solo, esperando que una llamada llegue.

 Al mediodía se siente aún el aroma de su colonia con esencia a lavanda, esa colonia era de mi ex mujer, ella vino para aclarar cosas del divorcio y se fue. El ambiente mientras hablábamos era denso, melancólico y doloroso. Nos separamos por falta de pasión, por falta de amor. No había nada entre nosotros éramos una pareja vacía y era hora de dejar todo. Pero a veces los recuerdos y aquellos sentimientos reminiscentes hacen que tu animó cambie y que quieras volver a intentarlo, pero la decisión fue tomada, es lo mejor. Su perfume se pierde después de preparar el almuerzo. 

 Tal vez en la tarde compre una planta, una de lavanda, es bonita y el olor también es suave y aunque su olor me recuerde a ella, no caeré y cuidaré de esa planta como todas las demás que reinan en mi casa. Se que es un capricho, y una forma de recordar a alguien de manera desesperada, como también un intento en vano de ver que hubiera sido nuestra relación si la hubiéramos retomado.

 El olor del ron me acompaña en una noche estrellada, el ron puede sacar buenos y malos recuerdos, ahí más malos que buenos y igualmente me logra relajar, es un gusto culposo, no es lo mismo que cuando bebo whisky o vodka, no puedo describirlo con palabras. Solo es algo de vivencia. Cuando era niño vi muchas veces a mi papá con una botella de ron, el ron podía ser barato o sumamente caro pero siempre estaba con su botella de ron, gastaba los ahorros en ello y si no había dinero para más se molestaba y la que pagaba los platos era mamá, por eso, era común ver a mamá amargada. Al menos nunca me hicieron daño físico, pero aun así algo se rompió en mi y eso era mi aspecto psicológico. Crecí angustiado y bajo la presión de no ser como mi padre. Por eso tomé la decisión de divorciarme de mi esposa no quería volverme un borracho abusador, por no poder ser feliz y aun así aquí estoy emborrachándome con ron como mi padre, sintiéndome inmundo por un acto vergonzoso que pensé, que jamás haría. Ahogando penas por haber elegido la decisión más sensata, para no dañar alguien tan bella, como Ana, ella no merecía sufrir en manos de un borracho trastornado.

 Mi casa está llena de plantas para poner mi atención en cuidarlas y así no caer en la bebida, busco trabajos y hago vida social para mantener mi mente en otro lugar, y así no pensar en lo malo. Hago lo posible para endulzar esta amarga vida que me toco y poder mantenerla en equilibrio sin caer a los extremos, para así poder reír como mamá en esa mañana que probé mi primer café, para estar en calma como cuando Ana estaba a mi lado, para poder disfrutar de un trago sin sentirme desalmado. Mi vida es como el café.

Escrito por: Daniela Moreira

Comentarios

  1. Magnífico, me sentí en calma mientras leía cada oración. A pesar de los malos momentos, uno no debe basar su futuro en eso.

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