Reflejos

Los espejos estaban en todas partes, mostrándome lo desagradable que era a la vista. Siempre fui un hombre hermoso, pero hasta hoy no había notado lo desagradable que era como persona y eso distorsionaba mi imagen en este laberinto de espejos infinitos. No quería seguir frente a mí, era tan ufano y hasta ahora me doy cuenta. Mi cuerpo desnudo, comenzaba a tambalearse y de apoco en la sala comenzó a subir la temperatura. Una luz blanca comenzó a resplandecer entre la abertura de uno de los espejos, mis ojos se aguaron y mi frente se ciñó al ver algo tan deslumbrante. Con fuerza derribe el espejo dejándome cegado. Solo había luz. Camine aturdido, hasta que se escuchó una puerta cerrándose. Me inundaron aplausos y vitoreos. 

La sala se hunde en la oscuridad al cerrarse la puerta, los espejos se comienzan a mover mientras luces de colores cambia intermitentes. Un zumbido se escucha en toda la sala y todo tiembla. Una compuerta se abre y entra una mujer sin nada de ropa. Todo movimiento se detiene y la sala se ilumina tenuemente mostrando un cuarto de espejos en orden. 

Grito y caigo al suelo duro y rústico del cuarto; Frente a mi se reflejaba un error que me atormentara siempre. ¿Por qué? Mi bebé mi linda niña. Porque mostrarme esa escena tan espantosa de sus últimos minutos, en bucle. -¡PAREN! ¡PAREN!-No es justo, no quiero ver eso, no quiero ver como mi pequeña cae...no. 

La mujer se pone de pie, ella comienza a correr, a patear y romper con sus puños los espejos. Pedazos se incrustan en su nudillo y la sangre gotea en el suelo. Su manos tiemblan y sus alaridos se vuelven un eco de dolor que retumba en toda la sala. Su cuerpo se mancha de sangre y el sudor a perla su cuerpo. Agitada y sudorosa, derrumbada ante el dolor de la pérdida. Una luz roja se entona frente a ella. 

Las luz es tan suave, se ve calidad. Adolorida me levantó dejando caer pedazos de vidrio al piso. Camino hacia la luz y esta se comienza a mover de manera rápida a una zona oscura. Yo acelero mis pasos, pisando vidrio y lesionando mis pies. Pero eso no importa quiero el calor de esa luz, quiero la paz que irradia. Una ráfaga de viento se avalancha contra mí levantando pequeños vidrios que cortan mi cara de manera leve. La luz se detiene y frente a ella una puerta se abre. 

 La mujer se queda ahí choqueada sin querer entrar, comienza a negar con la cabeza y sus manos de forma nerviosa, pero la luz y el viento la empujan hacia la puerta. Antes de cerrase la puerta, se escuchan gritos y todo queda en penumbras. Así se da inicio al restablecimiento de la sala, para el nuevo invitado.

 ¿Quién será el siguiente invitado? ¿Qué verá reflejado en los espejos? ¿Por qué existe este lugar? Todo es tan raro aquí, tan enigmático y aditivo. Seguiré viendo entrar y salir a gente desconocida hasta saciar mi perturbada mente. Porque la verdad es que me e divertido al ver como reaccionan a sus miedos y ambiciones. Es Tan divertido. 



 Escrito por: Daniela Moreira.

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